15 febrero 2006

Integrismo y provocaciones. Secretos de confesión.

Termino de leer el fragmento que aparece en El País de la reflexión de Gonzalo Gironés, ex sacerdote, ex catedrático. Cada vez que leo una de estas santas opiniones, me acuerdo de los recortables de mi hermana: si quitamos el nombre del sacerdote jubilado y le ponemos el de un imán de una comunidad musulmana o el de un rabino ortodoxo, importa lo mismo.
"Las mujeres provocan con su lengua", parecen versos del corán, o del antiguo testamento. Imagino que la frase es el efecto de un sueño de Gironés, donde Eva provoca a Adán y la mujer se transmuta en serpiente, y el bocado de la manzana es el bocado letal del reptil en la garganta del hombre.
Me pregunto de dónde sacará Gironés esas conclusiones. No está casado. ¿Quizá de su experiencia familiar? ¿De lo que cuentan sus parroquianos? ¿Se debe quizá a su labor de ímprobo lector de textos religiosos? ¿Quizá a Gironés, como a Don Quijote, se le ha nublado el entendimiento de leer esos textos? ¿Es que su vejez mental le ha retrotraído a los antiguos discursos de los mentores del seminario? ¿Se debe quizá a secretos de confesión?
Me imagino a Gironés despertando por las noches por el mismo sueño, viendo a Eva desnuda aproximándose sinuosa y provocadora a Adán, ofreciéndole la manzana. Me imagino a Gironés dirigiéndose a su parroquia cada mañana, cruzándose con voluptuosas hembras que atraviesan la calle y le saludan. Me imagino a Gironés escuchando a hombres en su confesionario cada domingo, hombres confesando su violencia contra sus esposas. Imagino a Gironés consolando, absolviendo, atenuando a esos hombres, previniéndolos de la perversión del género femenino, de su asociación con el diablo para nublar sus mentes. Imagino a Gironés y su mano sobre el cogote hirsuto de cada hombre, comprendiendo que ellos no tengan más remedio que explotar como hombres, descargar su ira, su agresividad sobre la serpiente, pisoteándola, dejándola en el suelo de la cocina inerte y deslenguada.

No hay comentarios: