25 mayo 2004

Minkowsky



EL HOMBRE de enfrente no deja de mirarme. El caso es que me resulta familiar. Quizá coincidimos en otro viaje. Al fin y al cabo debe de ir al mismo lugar que yo. Seguramente hace este mismo viaje a menudo, como yo. No sé si saludarle, porque no sé de qué le conozco. Debo de haber coincidido con él en algún lugar en otro tiempo. Puede que sea yo mismo y que la coincidencia no sea sólo el lugar sino también el tiempo. Así que o soy yo o es Minkowsky.