08 abril 2008

Las alas de Pedro

Me lo cuenta por teléfono mi prima en la cocina, que es el lugar para contar los sucesos familiares más tristes. Ella se sorprende de que desde hace un tiempo su mirada sobre algunas cosas ha cambiado y que ya no piensa como amiga, hija, ni siquiera como esposa. Mi prima siente que ya ha estrenado la bata de mama grande.

No conocí mucho a Pedro. Recuerdo su alegría y los ojos tan vivos. Parece que Pedro tenía cierta afición por pisar la tierra, pero la mayor parte del día lo ocupaba volando. Como si poner los pies en el suelo le obligara a abrir las alas de par en par para no ahogarse. Me dice Montse que le encantaba volar muy bajo, que al fin y al cabo es como flotar.

Pedro decidió no pisar más la tierra el mes de enero pasado. Como decía Jimi Hendrix, supongo que ahora andará por las nubes dirigiendo mariposas y cebras y rayos de luna. Tienes mi abrazo, Inma, como lo tienen todos los tuyos.