14 octubre 2009

Yoko en el Teatro Arniches


El año pasado por estas fechas tuve la oportunidad de estrenar de nuevo con mi vieja compañía 16 años después, Jácara Teatro. De aquel entonces (1981) solo quedan tres: Juan Luis Mira, el profesor de literatura con bigote a lo Pablo Abraira, Inma Ortega y Marisol Limiñana. Para mí Marisol era Pepitina, y me gustaba bajar con ella por la cuesta de la Fábrica de Tabaco para ir al Chachá. Ella siempre me agarraba del brazo para no caerse porque tiene una malformación en las piernas que le hace tropezar y caer en demasiadas ocasiones, la pobre. La compañía ha obtenido (sobre todo desde que yo me fui) un montón de premios y ha actuado en muchos países. Este jueves y viernes a las 21 horas POR CULPA DE YOKO regresa a Alicante un año después, estarán en el Teatro Arniches. Tenéis toda la información en Facebook, en Alacalle y en muchos sitios más.

Sinopsis: cuatro mujeres deciden enfrentarse a todo y se encierran en la fábrica donde trabajan hasta que les paguen o las echen. En ese encierro nos descubren su visión de la vida, su pasado y sus secretos. Por culpa de Yoko es una obra de humor, es un musical cantado en directo, pero por encima de todo, Por culpa de Yoko es teatro actual y profundamente entretenido.

08 octubre 2009

Anne Frank en la ventana

Youtube difunde un vídeo inédito de 1941 donde se ve a Anne Frank, como dice el propio texto, leaning out of the window of her house in Amsterdam to get a good look at the bride and groom. Son 20 segundos de una situación cotidiana de la calle Merwedeplein 39 de Amsterdam. Un niño que para su bicicleta y pone el pie en el asfalto para ser absorbido por el celuloide, un hombre al fondo, en mangas de camisa, brazos en jarras, gente en la calle, alboroto de verano, y Anne Frank asomada tímidamente, contagiada de la fiesta.



23 septiembre 2009

Alteración en las decisiones

Habla El país de un estudio que han realizado unos científicos de Washington sobre ratas borrachas. Se me antoja esto mucho más útil que otros proyectos científicos universitarios. Según estos doctores, las ratas alcohólicas jóvenes ven alterada su capacidad de tomar ciertas decisiones cuando son adultas. Lástima que no se haya llegado a estas conclusiones mucho antes: yo habría bebido mucho más alcohol en mi juventud. De ese modo habría conseguido alterar muchas decisiones que tomé de adulto.

18 septiembre 2009

Me acuerdo, I remember, Je me souviens, Io mi ricordo

Me acuerdo, Joe Brainard, Sexto piso, 2009, 16 €.

Brainard era conocido como artista de la esfera de Warhol, al fin y al cabo era a lo que se dedicaba. Un día se descolgó leyendo a sus amigos sus I remember y todos quedaron atrapados para siempre. Rod Padgett cuenta que desde el momento en que Joe Brainard leyó en público aquello, todo el mundo se dio cuenta al instante de que había dado con algo maravilloso, y muchos se preguntaban cómo no se les había ocurrido una idea tan evidente. Dijo de él Paul Auster: "Con frases sencillas y contundentes, traza el mapa del alma humana y altera de forma permanente la manera en que miramos el mundo."
Primero fue Joe Brainard con sus I remember, luego fue George Perec, con sus Je me souviens en homenaje a éste. Marcello Mastroianni utilizó el mismo modelo en su Si, io mi ricordo. Ahora se suma la dibujante libanesa Zeina Abirached con Je me souviens Beyrouth.
Recuerda Braindard en su libro: "Me acuerdo de esas veces en que no sabes si estás muy feliz o muy triste." Recuerda Perec: "Je me souviens des bananes coupées en trois. Nous étions trois". Recuerda Abirached en relación a los bombardeos israelíes sobre Beirut: "Me acuerdo de que mi madre me enviaba varios SMS al día para tranquilizarme. Pero sé que todo lo que vivieron estaba en los mensajes que nunca me envió".
Lo cierto es que es estupendo tener una libreta donde apuntar esos me acuerdo. Decía Perec: "Es algo que aprendimos en el colegio, un campeón, una canción, un cantante, un escándalo, un slogan, un traje o una costumbre, totalmente banal, que por un milagro es arrancada a su insignificancia y es reencontrada por unos instantes, provocando unos segundos de una impalpable y pequeña nostalgia". Voy a colocar aquí uno:

Me acuerdo de que te levantaste del restaurante y te fuiste.

10 septiembre 2009

La busca del tesoro

El tesoro de Sierra MadreB. Traven encontraba seductor sostener que había nacido en Chicago, Illinois, en 1890, aunque se discute mucho sobre esto. Se da por cierto que Traven vino al mundo en 1882 en algún lugar de Alemania. Sabrá él dónde y cuándo nació. Lo que pasa es que a la gente le gusta discutir; en el fondo les importa un pimiento si era alemán o kazajo, y si nació entonces o antes. Estoy con B. Traven: uno nace cuando le da la gana, donde le da la gana y es originario del país que le parece. A él no le gustaba que su foto apareciera en sus libros, decía que su patria era el lugar en donde estaba y en donde a nadie interesaba quién era, de dónde era, ni lo que hacía allí.

Traven se estableció en DF, se casó con una mexicana, escribió novelas, murió hace 40 años. Entre esas novelas, El Tesoro de Sierra Madre, mundialmente conocida gracias a la intepretación que hizo en el cine Humphrey Bogart del guión que adaptó (en pie) John Huston veintiún años después de la publicación de la novela. En conclusión, qué importa quién hizo qué dónde cuándo, porque ahora tenemos la oportunidad de leer de nuevo esa novela. Vale 22 euros, cuenta la historia en 352 páginas y está editada por Acantilado.

13 agosto 2009

El mejor regalo

Durante un tiempo de mi niñez, el mundo se dividió entre plástico blando y plástico duro. Yo tendría unos diez años. Mi madre me llevó a la juguetería Rico y me preguntó qué regalo quería para mi cumpleaños. Yo había visto aquella caja de monstruos y mertos vivientes en varias ocasiones, había estado unos años atrás en el escaparate, durante la campaña de Reyes, y siguió allí durante todo el verano, entre flotadores de jirafas y gatos, esperando que algún niño dejara habitar a aquellos monstruos de plástico duro en algún castillo de arena. Pero no fue así, y a la vuelta del otoño, mientras volvía del colegio, vi a la dueña de la tienda retirar la caja y sustituirla por estuches de lápices y rotuladores, cuentos y maletines para el colegio.

Siempre que acompañaba a mi madre para elegir el regalo de alguno de mis hermanos, me separaba sigilosamente de ella y, en lugar de acercarme al escaparate para admirar los fabulosos Madelman, Big Jim o Geyperman, me dirigía al fondo de la tienda, un estrecho cuarto donde se acumulaban juguetes devueltos, pasados de moda, o rotos. Echaba la vista a la parte más alta de la estantería y allí estaba mi caja de grandes monstruos y muertos vivientes, una caja rectangular que contenía las figuras de Drácula, La Momia, Frankenstein y otros, expuestas como el friso de la Catedral de Notre Dame. Los miraba uno a uno detenidamente, sugestionado, atraído por la atávica llamada de lo oculto. Sentía tal emoción, que por muy poco que costara el juguete, no me atrevía a poseerlo.

Cuando llegó el día de mi cumpleaños, mi madre me llevó a la juguetería y me propuso regalarme un estuche con el último Madelman que acababa de salir de la fábrica. Novedad absoluta. Yo le dije que no lo quería y mi madre me miró extrañada. Me dirigí al fondo de la juguetería y le dije que quería aquel otro juguete. La dueña volvió a preguntar cuál, porque apenas sí se veía ya una esquina de la caja en la estantería. Agarró una escoba y trajo para sí la caja con el extremo. Dejó la caja sobre el mostrador y limpió el polvo, un tanto incrédula. Mi madre se bajó las gafas de sol hasta la punta de la nariz para observar el objeto y luego me miró preocupada. ¿De verdad quieres esto? Sí. Es horrroroso. Me encogí de hombros. Mi madre abrió el monedero y pagó a la dueña sin atreverse a pedirle descuento. La dueña envolvió la caja como si envolviera un gato muerto. Al salir de la juguetería, desenvolví el paquete rápidamente y miré bien de cerca mi flamante colección de monstruos y muertos vivientes, agarrando la caja como un acordeón. Mi madre caminaba y se reía de mí, y su risa era más siniestra que la de todos mis monstruos cantando al unísono ron, ron, ron, la botella de ron. Yo la miré y también me reí con ganas. Aquel día empecé a querer a mi madre.

16 julio 2009

Afiches

Cartelera de anuncios, (C) pablodf cno licencia CreativeCommonsTe entregan la vida como si te entregaran un muro. Es un muro vacío donde los sucesos y los sentimientos son afiches. Colocas el primer afiche (la mano de tu madre al cruzar la calle), pintado con letra en tenguerengue de color rojo fresa, amarillo sol. Y luego los afiches se van llenando de palabras, de imágenes (la foto de esa chica, el accidente de moto). Cada vez los afiches son más complejos. Normalizas palabras, modelos, anuncios. Dejas espacio para afiches de otros, incluso tapan tus afiches con los suyos. En tu muro, las palabras del pasado se mezclan con las del presente en un yo colectivo. A veces, del peso se descuelgan unos cuantos, y te encuentras viejos afiches (tu hijo nació por la tarde, amaneciste con ella, se murió tu amigo, aquella noche en Bairro Alto, perdidos en Venezia). A veces te gustaría volver atrás, al muro vacío, pero sigues poniendo afiches. Esta mañana he vuelto a pensar que un día se despegarán todos, así que he pintado tu cara en un papel (rojo fresa, amarillo sol), he puesto tu nombre con letra en tenguerengue y lo he pegado, justo antes de mi abrazo.

02 julio 2009

Los años de joda de Aníbal

Aníbal se instaló en Colegiales
y colgó sus años de joda de un clavo
que atravesó en la frente de su esposa

Vendía muebles usados de oficina sobre Juan B. Justo
y accedió a un crédito de 30.000 dólares
al 15,4 % anual para un coqueto dos ambientes

Su mujer era una azafata veterana en decadencia
hacía buenos daikiris mantenía la boca cerrada casi todo el tiempo
y tenía un chihuahua llamado Johnatan
que sufría una especie de sarna y era totalmente ciego

Tenían una moderna cocina
horno autolimpiante, toda la bola
Aníbal manejaba un Duna 92
Eran tan felices

Una noche Aníbal volvía del trabajo y paró en la YPF
Cargó cuatro litros de nafta en un bidón
y un tubo de fernet que se tomó en el coche

Fue a su casa empapó todo bien y le prendió fuego
Estacionó en frente cagándose de risa mirándola arder
rojo Independiente y naranja Sai Baba
Despues Aníbal puso una FM hitera
y agarró la Panamericana rumbo al Norte
Nunca había aguantado a ese perro