13 diciembre 2005

Salta el muro de Melilla, pero hazlo con estilo

Cuando escuché el precio del par de zapatillas me escandalicé. Pensé que si uno se compra un par de zapatillas como ésas, tiene la obligación de batir un record mundial de salto de altura o de velocidad, como poco. Es como si un científico adquiere un microscopio por 1 millón de euros: debe exigirse a sí mismo conseguir en un breve plazo una vacuna contra una enfermedad incurable. O como si un banquero se regala un banco por 1500 millones: debe poner su esfuerzo en erradicar el hambre en una basta región africana, siendo humilde. Y es ahí cuando la noticia me aclara que la idea se le ocurrió a una artista argentina afincada en Tijuana (la Melilla mexicana, para entendernos), Judy Werthein. Fabricó unas zapatillas no high-tech, no fashion, sino unas deportivas para ayudar a los espaldas mojadas a trasladarse en el trayecto entre su país y los USA. Las llamó las Brinco Shoes. La artista aclara que son artwork (no debe traducirse literalmente), es decir, no es un objeto comercial. Y vende a 215$ los 250 pares, la mitad de la producción, puesto que la otra mitad ya está repartida completamente gratis entre los que esperaban dar el salto al otro lado.

Por un momento me imaginé qué pasaría si un armador de embarcaciones de recreo fabricara 250 yates y los comercializara a 2 millones de euros a nuestro lado de la frontera, y pusiera otros tantos a disposición de los subsaharianos en la costa marroquí totalmente gratis. Si fuera así, nadie haría preguntas incómodas a sus viajeros accidentales. Los inmigrantes saldrían de la embarcación mientras la tripulación amarra el yate en el puerto deportivo y los turistas se colocan sus gafas de sol en la frente para admirar con claridad y envidia las embarcaciones, el lujo de su mobiliario, y el atractivo irresistible de su eslora imponente sobre el muelle.