28 octubre 2004

A veces me cantas

CAMINO calle abajo en una ciudad desconocida y tengo tu voz al oído, cantando una canción: Los golpes ya no duelen, ay, Simón. En media hora estarás dormido y soñarás con pájaros que te llevan. Me has dicho que levantaste la cabeza y allí me viste detrás de la ventanilla, en lo alto, y que me enviaste un saludo con la mano. Te he prometido que la próxima vez saltaré en paracaídas y aterrizaré en el patio de tu escuela.