16 julio 2009

Afiches

Cartelera de anuncios, (C) pablodf cno licencia CreativeCommonsTe entregan la vida como si te entregaran un muro. Es un muro vacío donde los sucesos y los sentimientos son afiches. Colocas el primer afiche (la mano de tu madre al cruzar la calle), pintado con letra en tenguerengue de color rojo fresa, amarillo sol. Y luego los afiches se van llenando de palabras, de imágenes (la foto de esa chica, el accidente de moto). Cada vez los afiches son más complejos. Normalizas palabras, modelos, anuncios. Dejas espacio para afiches de otros, incluso tapan tus afiches con los suyos. En tu muro, las palabras del pasado se mezclan con las del presente en un yo colectivo. A veces, del peso se descuelgan unos cuantos, y te encuentras viejos afiches (tu hijo nació por la tarde, amaneciste con ella, se murió tu amigo, aquella noche en Bairro Alto, perdidos en Venezia). A veces te gustaría volver atrás, al muro vacío, pero sigues poniendo afiches. Esta mañana he vuelto a pensar que un día se despegarán todos, así que he pintado tu cara en un papel (rojo fresa, amarillo sol), he puesto tu nombre con letra en tenguerengue y lo he pegado, justo antes de mi abrazo.

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