
El gobierno de George Bush, que tan bien conoce el concepto de "comunidad", se negó a ser ayudado en el aspecto humanitario por el resto del mundo, pero sí aceptó a ser ayudado en el aspecto económico, accediendo a que la reserva mundial petrolífera le inyectara los barriles de petróleo que no pueden extraer de sus plataformas del Golfo de México. Esa reserva envía a cargo de los españoles 70.000 barriles de petróleo. Cada día. Lo importante es que la economía no se resienta. No importa que la población deprimida de Nueva Orleans viva de nuevo episodios de supervivencia semejantes a los que vivieron sus antepasados africanos.
Circula un chiste sobre Bush: preguntado por la contradicción de que los EE. UU. necesiten ayuda humanitaria cuando los EE. UU. envían alimentos a otros países, Bush responde: "No querrán que nos comamos la comida que enviamos a África".
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